PROBLEMAS DE PAREJA
En nuestra sociedad, parece aceptado que la mayor parte de la gente prefiere vivir con una pareja sentimental. Esto puede ser muy gratificante e incluso saludable, siempre y cuando no existan problemas de pareja.
Hablamos de los temas que más afectan en una relación y se pueden clasificar en asuntos muy diversos.
Lo ideal es aprender a controlar las emociones para afrontar y resolver los conflictos sin responder por impulsos. De manera que facilitemos la comunicación y que esta se utilice de forma efectiva, resolviendo problemas, no empeorándolos.
También es importante conseguir ver los problemas con perspectiva, sin personalismos. Dejando a un lado actitudes que puedan impedir ver la situación con claridad.
Trabajando la autoestima de ambos miembros de la pareja y reforzando la intercomunicación, conseguimos manejar estas situaciones para encontrar soluciones. Y dar a cada una la importancia que realmente tiene. Logrando que en el futuro se afronten desde el principio con calma y eficiencia.
Los problemas de pareja pueden llegar a enfermar física y mentalmente a las personas que la componen. Y, a su vez, afectar al resto de la unidad familiar, sobre todo a los hijos (depresión, ansiedad, estrés, problemas de corazón, enfermedades inmunológicas, dolor crónico…)
El concepto de pareja, es mucho más complejo de lo que habitualmente nos parece. Si reflexionamos sobre ello, veremos que no basta con el enamoramiento. Tampoco puede ser un pacto a secas mediante el cual dos personas acuerdan vivir juntos.
Las situaciones, como las emociones, cambian a lo largo del tiempo. Basar los cimientos de la pareja sobre uno solo de ellos significará, a la larga, que si cambia, la pareja no funcionará.
Una pareja es responsabilidad, intimidad, pasión, afecto, sexualidad, comunicación, confianza, expectativas, metas comunes e individuales…
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